Radomo

Figura 1: Un radomo mantenido estable por la sobrepresión atmosférica para un radar de aproximación de precisión

Figura 2: El radomo dimensionalmente estable de la estación de radar en la cumbre del „Großer Arber” (Baviera)

Figura 3: Radomo de resina reforzada con fibra de vidrio con sistema de aire acondicionado
Radomo
Las construcciones de antenas son siempre vulnerables a las inclemencias del tiempo, especialmente si contienen piezas giratorias. Por lo tanto, se toman medidas elaboradas para mantener estas influencias meteorológicas alejadas del sistema de antenas. Por ejemplo, esta función puede ser asumida por una carcasa de goma, que se mantiene dimensionalmente estable gracias a una sobrepresión generada por un soplador.
Como ejemplo de ello, el antiguo radomo del radar de aproximación de precisión PAR-80. Pero también se utilizan construcciones más estables en cuanto a la forma, que se desenvuelven sin sobrepresión atmosférica. Es importante que el material sea lo más permeable posible a las ondas electromagnéticas.
A esta estructura se le dio de nuevo un nombre artificial: RAdar DOMe (es decir, una cúpula de radar).
Esta coraza protectora debe reflejar, absorber, refractar o dispersar la radiación electromagnética lo menos posible y debe tener la menor atenuación de transmisión posible. La atenuación de un radomo para unidades de radar actúa por igual en la trayectoria de transmisión y en la de recepción. Por eso se denomina „atenuación bidireccional”. Un valor típico de atenuación bidireccional para un radomo de material espumado es de 0,3 dB, lo que supone una pérdida total de aproximadamente el 7% de la energía de alta frecuencia. Según la ecuación del radar, esto supone una pérdida de alcance del 2%.